sábado, noviembre 19, 2005

Inciando un debate constructivo...

`He leído atentamente los artículos con sus respectivos comentarios respecto del ampliado (antes y después), y quiero manifestar mis opiniones al respecto. En particular, porque siento que el tenor de las exposiciones, así como sus contenidos, en poco están aportando a este desafío de construir un debate que nos permita avanzar realmente hacia el desarrollo y fortalecimiento de nuestra Federación.
Para poder avanzar en un diálogo constructivo es necesario en primer lugar hacer un diagnóstico ecuánime y realista. Así queremos iniciar estas líneas describiendo brevemente como veo este año y medio de trabajo de la federación que me ha correspondido presidir.
Iniciamos este período debiendo enfrentar el desafío de sacar a Cerda de la federación. Para ello debimos, en primer lugar, poder demostrar el robo que este había hecho con la parcela. En esto debimos enfrentar la oposición de varios dirigentes que aún confiaban en quien me precedió en este cargo. Críticas, discusiones violentas, incluso hubo quienes señalaron que se retirarían de la federación. Pero fuimos firmes y seguimos adelante.
Ya sacado este cáncer del directorio nacional, nos enfrentamos al desafío de reorientar la federación, tanto internamente como en la relación con la empresa. Sobre este último punto era necesario posicionar a la federación como una institución sólida, crítica y pensante. Esto, sin caer en el conflicto sin sentido como el implementado desde la federación 1 conducida por Aliro Castillo. Para ello decidimos mantener conversaciones con la empresa para solucionar un conjunto de problemas, y cuando no hubo soluciones o acuerdos adecuados, comenzar un trabajo directo de denuncias y demandas (incluida la demanda de gratificaciones). Esto nos posicionó como una institución seria, abierta al diálogo, pero que no está dispuesta a tranzar los derechos de los trabajadores que representa.
Por otra parte, debimos enfrentar eficientemente un conjunto de conflictos y problemas que tensionaron la coyuntura de nuestra planificación. Era importante responder adecuadamente y a tiempo a estas situaciones. Y así lo hicimos en la mayoría de los casos (Código de ética, por poner un ejemplo)
Acompañó todo este primer período un proceso de armonización de intereses y estilos entre los dirigentes del directorio. Era necesario consensuar visiones, posiciones, estilos de trabajo y caracteres humanos. En eso, con avances y retrocesos, fuimos mejorando hasta poder realizar un trabajo fluido y eficiente, donde se expresan las diversas opiniones, pero se alcanzan los acuerdos necesarios para el trabajo. Construimos así un buen equipo de trabajo.
A medio andar de este proceso, se iniciaron los trabajos preparatorios de la negociación colectiva. Pensar y analizar varias posibilidades de una estrategia que nos permitiera obtener un buen resultado. Sobre todo porque esta se realizaba en un ambiente de tensión con la empresa (producto de los cambios de la federación y la demanda por gratificaciones), que no conocíamos. Esta estrategia se materializó en el ampliado de Tomé (marzo 2005), donde se acordó en el conjunto de los dirigentes que, si no alcanzaba un acuerdo razonable con la empresa, se aplicaría masivamente el artículo 369 del Código del Trabajo.
Además, se contaba con un acuerdo de cooperación, información y apoyo recíproco con la federación Nº1, que nos permitía actuar en conjunto en este proceso.
Con estas herramientas entramos a las mesas negociadoras y se avanzó en varios puntos. Sufrimos la deserción y deslealtad de la federación Nº 1 y la malintencionada acción de los ejecutivos de la empresa que quiso a última hora cambiar los acuerdos. Con todo eso, con errores en la mesa de negociación, con dificultades y tensiones entre nosotros mismos y con algunos dirigentes de base. Con todo esto, se logró suscribir acuerdos colectivos que significaron los mayores incrementos salariales que yo y varios dirigentes recuerdan.
Claro que no se lograron todos los objetivos. Era de esperar. Sin embargo, en casi todos ellos se avanzó sustancialmente. Sólo no se pudo avanzar en combatir la renta variable y su inclusión en los contratos colectivos. Este no es un elemento menor, y ya hemos evaluado que, en este punto, fracasamos. Es necesario señalar que conforme el Dictamen de la Dirección del Trabajo, los sindicatos de base afectados debían hacer las denuncias respectivas cuando se pagara menos que los beneficios colectivos. Estas denuncias no se realizaron en su momento, lo que también nos debilitó en este punto.
Sin embargo, en términos agregados, no deja de ser una excelente negociación, vista desde sus resultados económicos.
Por esto, y quizás una de las primeras enseñanzas a sacar de este diagnóstico, es que la unidad de criterios, y alcanzar acuerdos tan importantes y significativos como lo realizado en Tomé 2005, así como estar dispuestos a cumplirlos, es una de las principales herramientas de los trabajadores. Esto es algo que debemos cuidar y nunca perder de vista, particularmente si queremos avanzar en diálogos constructivos.
Terminada la negociación, nos vemos enfrentados ahora a la búsqueda de nuevos desafíos. Ya expuse en el ampliado recientemente realizado en Olmué mi visión a este respecto. Sin embargo, creemos firmemente que este camino es necesario construirlo con los trabajadores. Por ello enviamos antes del ampliado a todos los dirigentes sindicales un documento de análisis de la empresa que nos permitiera debatir sobre la estructura de la federación. Solicitamos que este se distribuyera a todos los trabajadores y fuera analizado en las asambleas. No todos hicieron este trabajo, pero insistiremos en que esta y otras iniciativas de fondo sean debatidas por los trabajadores de base.
En el ampliado debatimos también sobre este documento. Y los que estuvimos ahí pudimos vivenciar uno de los principales cambios que se propone esta federación: la participación. Debatimos en grupos por área; luego debatimos en grupos por zonas. Y avanzamos en nuestras concusiones. Se creó una comisión con una pluralidad de dirigentes, incluso algunos que fueron candidatos y no fueron elegidos para el directorio nacional. Esto lo propiciamos porque creemos que también las minorías y los disidentes tiene que aportar en este desafío común de construir y engrandecer la principal institución de los trabajadores de la CCU y sus empresas.
En estos debates, todos (no recuerdo excepciones) participaron en más de una ocasión. También hubo desencuentros y críticas. Y quizás también enojos momentáneos y reacciones fuertes. Pero pudimos dialogar francamente sobre estos temas, sobre los resultados de la negociación colectiva (con diferentes visiones), sobre renta variable, etc.
Luego, en las noches, se limaron asperezas y malos entendidos. Ya en un ambiente coloquial, se conversó relajadamente, se aclararon dichos, se pidieron disculpas y se construyeron confianzas.
Bueno, finalmente, contamos con el apoyo de gran parte de los dirigentes de base de nuestra federación. Lo señalé en Olmué. Yo no pensaba que tendría el apoyo de tantos votos en esta elección. Y así mismo lo agradezco y leo en ello el depósito de una renovada confianza en el directorio de nuestra federación, respaldada en la gestión realizada hasta ahora.
Quiero terminar estas líneas exponiendo brevemente donde creo están los principales desafíos de nuestra federación, que extraigo de la cuenta anual que presenté recientemente en el ampliado de Olmué:
En primer lugar, avanzar en una nueva estructura para nuestra federación.
Tenemos que seguir creando y desarrollando la conciencia social. Romper el mito que nuestros asociados son máquinas humanas de trabajo.
Tenemos que profundizar en conocer y utilizar las nuevas herramientas que nos entrega la sociedad. Las redes, las alianzas, la Responsabilidad Social Empresarial, los acuerdos comerciales, etc
Tenemos que insertarnos como federación en otros espacios y entidades sindicales y sociales. Solos estamos perdidos.
Tenemos que hacernos cargo de las condiciones de trabajo, desde una mirada amplia. El estrés laboral, el acoso psicológico, el trabajo pesado, la polifuncionalidad y su sobrecarga de trabajo, unidos a la pérdida del poder adquisitivo de nuestros asociados. Las familias, la vida en el barrio, en la ciudad, el cuidado y educación de nuestros hijos, son temas a los cuales nos tenemos que dedicar.
Todo esto tenemos que hacerlo sin descuidar el trabajo cotidiano de nuestra federación y nuestros sindicatos base. Trabajo cotidiano que nos enfrenta a las múltiples coyunturas que nos pone la empresa.
Además, tenemos que motivar permanentemente la participación de nuestros socios en nuestros sindicatos y en nuestra federación. La participación democrática, más allá de la elección de dirigentes, sino que como expresión cotidiana de comportamiento institucional, es la base de nuestra fuerza, de nuestra legitimidad y creatividad.
La relación con la empresa tiene que ser, en primer lugar, desde la independencia. Tenemos que fortalecer nuestra autonomía de pensamiento y acción.
Por otra parte, tenemos que ser capaces de presentar ideas, posiciones, documentos de alto nivel, que den cuenta de nuestra capacidad, no sólo de pedir, sino que de pensar y generar propuestas.
Finalmente, en esta relación tenemos que ser capaces de negociar, pero también de demandar. En el fondo, debemos tener claro que el diálogo y la negociación no pueden jamás significar la renuncia de los derechos de los trabajadores.
Como dirigentes, tenemos que superar nuestra relativa falta de visión sobre la empresa, sobre los trabajadores, sobre un mundo que cambia vertiginosamente. Igualmente, tenemos que avanzar en actitudes y acciones generosas, con altura de miras, con confianza y entrega.
Quiero invitarlos a criticar, aportar, y fortalecer esta construcción común de una federación fuerte y un mejor futuro para los trabajadores de la CCU. Por favor, critiquen este documento, las ideas que contiene. Aporten nuevas visiones y posibles acciones a realizar. Pero acusaciones superficiales y anónimas como las que uno lee en algunos comentarios de este Blog solo destruyen y generan rabia y desconfianza, y finalmente no nos permiten avanzar en nuestro trabajo de defensa y desarrollo de los derechos de los trabajadores.
Nelson Medina Muñoz
Presidente
Federación Nacional Nº2 de Trabajadores de CCU

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