En esta reflexión surge lo ocurrido a los ciudadanos alemanes bajo el régimen nazi, a quienes se les cegó una realidad tan cruel y escalofriante como la vivida por los chilenos.
Puede un pueblo aceptar y justificar hechos tan deleznables. Solo la ignorancia y la debilidad mental podrían justificar actos inhumanos.
Construir una convivencia sana es responsabilidad de todos.
No existe peor pecado que una ciudadanía que busca una vida justa, equitativa, agradable, una vida con calidad de vida humana, no se percate de aquellos actos que atentan contra esa sanidad social.
Al leer la columna de Opinión de Andrés Pascal de la fundación Cenda en el Observatorio Laboral, no pude dejar de estremecerme. En Buenos Aire se descubrieron 18 fabricas textiles clandestinas, donde trabajaban alrededor de 300 bolivianos en condiciones de esclavitud (4 de Abril, ARGENPRESS).
NUESTRO SINDICATO Y NUESTRA FEDERACIÓN DEBEN HACER NOTAR SU VOZ EN CONTRA DEL TRABAJO INFANTIL Y LA ESCLAVITUD.
¿Que pasa en Chile?, a quien destacan como un ejemplo a seguir. Según Andrés Pascal
“El trabajo a domicilio, así como el trabajo temporero en los campos, son dos de las formas que se emplean en nuestro país para vulnerar la legislación que prohíbe el trabajo forzoso y el trabajo infantil”.
Aun no nos escandalizamos por el efecto de los pesticidas en las mujeres embarazadas que trabajan en los campos de los latifundistas (muchos de ellos, diputados o senadores y hasta ministros).
Tenemos una ciudadanía que se siente pisando los talones del desarrollo, imbuida en sus apetencias y ensoñaciones, cerrando los oídos ante aquellos que osan armar lío y revolver las tranquilas aguas de este mar que tranquilo te baña.
Un pecado que en definitiva pagan los inocentes. Para saber mas pincha aquí
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